Martin Kraut presenta su ópera prima con estas palabras: «Cuando en 2012 leí la noticia sobre dos enfermeros que confesaron haber aplicado eutanasia a varios pacientes en Uruguay, casi de inmediato sentí que era el argumento para una película. Seguí con interés el caso mientras escribía en paralelo distintas versiones de un guion que cada vez se alejaba más de lo que supuestamente había sucedido. “La dosis” toma el espíritu de ese conflicto, los debates que produjo y las temáticas que sacó a flote con un enfoque totalmente libre».
La dosis es una película que construye con mucho suspenso el vínculo entre dos enfermeros, uno muy experimentado y otro recién llegado y como ese juego de roles se va convirtiendo en una trampa peligrosa.
La tensión encuentra un gran aliado en el valioso trabajo de los protagonistas: Carlos Portaluppi es enorme en cada uno de los gestos de este enfermero, su relación con los pacientes, sus penurias personales y las cavilaciones que van atravesando a su solitario Marcos, Ignacio Rogers por su parte, se luce como un antagonista perfecto. Completa el cuadro Lorena Vega, quien aporta como ya es costumbre, su cuota de pura verdad a los personajes que compone.
Intensa y tensa, oscura, cruda, funciona casi como una fotografía antropológica de como las acciones del ser humano se manifiestan en soledad y como van cambiando cuando hay un poder en disputa ante el par.
Se estrena en Cine.ar TV a las 22 este jueves, repite el sábado y desde el 23 pasa al Play.
La historia dirá que en Rivera al 2100, frente a los galpones del ferrocarril en Villa Adelina, el joven matrimonio de Rubens “Donvi” Vitale y Esther Soto levantó con sus propias manos una casa que fue el inicio de todas sus coordenadas, un reducto acogedor que irradiaba arte y libertad mientrasel país padecía la etapa más oscura y violenta de su historia.
Miguel Kohan presenta «Rivera 2100, Entre el ser y la nada» un documental que es un registro del legado enorme que ha dejado el paso por esta vida de Donvi y de Esther. Y es a la vez un registro de la perseverancia y la conciencia del trabajo de cada día, un registro de la nostalgia y de la libertad.
El relato es atravesado por un piano y no puede ser de otra manera.
Así, se van ensamblando los recuerdos de Lito y Liliana Vitale, puestos a hacer memoria en los detalles de las fotos de familia.
Esta familia, la de los Vitale, vital para el desarrollo de la cultura independiente del país, una familia ampliada, expandida hacia quienes se aventuraron a una idea cooperativa, solidaria, trascendental.
El filme está plagado de impresiones de un tiempo de búsquedas y conciencia libre.
Cada detalle es una historia en sí mismo: Mex Urtizberea recordando cuando era casi un aprendiz al lado de Donvi, Miguel Grinberg y sus evocaciones «Son como una película sensible que registra cosas que otros no ven…», el recuerdo de la propia Esther emocionada contando como Donvi la enamoró…y eso que no le gustaban los petisos.
Esta familia, la de los Vitale, viene a contar sobre el compromiso con el trabajo, con el estudio, con el otro, con la libertad.
Rivera 2100 comienza con aplausos, con la voz del Flaco Spinetta y cierra con el Indio Solari, saltando todo el tiempo de grande en grande, reflejando lo esencial de M.I.A. para el gran abanico de músicos de nuestro país.
Un documental sutil, amoroso, sensible y genuino homenaje a esos laburantes de la poesía y la música como fueron Donvi y Esther.